20 mar 2011

Una morcilla con éxito

Cada pueblo tiene su especialidad gastronómica, y a pesar de que en la cocina británica estén muy presentes los currys, es posible encontrar señas de identidad más allá del chicken tikka masala y el fish and chips. Un buen English breakfast no estaría completo sin el black pudding, el equivalente británico a la morcilla de Burgos. Y para black pudding, el de Bury, una pequeña ciudad a unos 25 minutos de Manchester.

Hace nueve años, Debbie Pierce, tendera del mercado local que llevaba toda la vida vendiendo black puddings los sábados, decidió fundar su propia empresa de morcillas después de quedarse con el puesto y de que su marido heredara la fábrica y la receta secreta de 100 años de antigüedad. Bajo el nombre tan poco original de Bury Black Pudding Company, comenzó a expandir el negocio por tiendas locales y poco a poco las grandes cadenas nacionales de supermercados se interesaron por el producto. Incluso dicen que se vende en los superexclusivos Harrods de Londres.

El cuento de la lechera, en este caso de la tendera convertida a empresaria, es una historia de éxito, especialmente desde que la fábrica se trasladó a Bury, donde no se producía desde los años cincuenta. De esta forma la empresa de Debbie se ha convertido en la única que fabrica la famosa morcilla en el lugar que le da nombre. Y se le da bastante bien; en 2010 salieron de la Bury Black Pudding Company 38 toneladas de morcilla a la semana, que a unas 90 pence por pieza resultaron en 2,7 millones de libras (unos tres millones de euros) de facturación.

Pero... ¿de qué está hecha esta morcilla? Pues como todas, de sangre de cerdo, mezclada con tacos de grasa, avena y especias. Aquí va una colección de recetas si la idea de comerla en el desayuno no acaba de resultar convincente. Yo la uso en el potaje de garbanzos, aunque donde esté una buena morcilla ibérica, que se quite lo demás.

18 mar 2011

Red Nose Day

Los telemaratones están pasados de moda. En Reino Unido, donde la vanguardia convive con la tradición más añeja como símbolo de identidad nacional, no. Al menos no el telemaratón del Red Nose Day (Día de la nariz roja), emitido por la BBC desde 1988 y cuya recaudación Comic Relief destina a proyectos para la infancia. Las estrellas del momento y el famoseo nacional se afanan en participar en la gala televisiva y en toda la campaña publicitaria que la acompaña durante semanas.

La participación de la sociedad británica llega más allá del sofá y el mando de la tele. En ciertos supermercados y cadenas de ropa se venden prendas y libros creados para la ocasión, y por supuesto las características narices rojas que cada año cambian su diseño con cara de pequeños monstruos. El periódico gratuito METRO ha publicado durante toda la semana una sección especial para recordar el evento y dar a conocer la labor de la ONG y el destino de los fondos recaudados.

Pero más allá de los medios de comunicación y las cadenas de venta, las empresas organizan entre sus empleados su propia recaudación de fondos. La web del evento daba pistas y consejos, que bajo el lema "Do something funny for money" incluían desde recaudar fondos para ir a trabajar en pijama, vender porciones de pastel o llevar a cabo algún tipo de atrevimiento si se recauda cierta cantidad.

En mi empeño por integrarme en la sociedad británica, me propuse participar de pleno en el Red Nose Day, sugiriendo teñirme el pelo de rojo si conseguíamos más de 200 libras. La bola de nieve fue creciendo, y la propuesta incluía teñir pelo y barba por 250 y alguna otra parte de mi cuerpo si se rebasaba la cantidad. Tras un primer día de recaudación algo flojo, hoy viernes la cifra ha ido vertiginosamente en aumento, hasta el punto de que la próxima semana -y lo que me dure el tinte-, seré pelirrojo...